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martes, 17 de abril de 2007

Los nombres de las cosas


Andábamos el domingo en casa algo tristones —a pesar incluso de la épica victoria del Rácing sobre el Madrid—, y no era para menos: se acababan las vacaciones. Así que para olvidarnos de que en unas horas estaríamos de nuevo donde menos queríamos (en la oficina o en el aula) bajamos hasta el Sardinero a airearnos un rato. Es lo bueno de Santander, que aquí ya casi es verano, aunque para ver el sol haya que buscarlo en fotografías antiguas.
Así que antes de salir revolvimos los armarios, y cuando el nene me preguntó qué calzado debía ponerse, yo le respondí sin dudarlo:
—Las playeras.
—¿Las qué? —me respondió él, como extrañado.
—Las playeras, hombre —le dije, señalándolas.
—Las deportivas, Javi —terció su madre, que pasaba por allí.
—¡Ah, las “espais”! —sentenció el niño.
—¿Las qué? —pregunté yo, con cara de bobo, mientras el nene esbozaba una sonrisa burlona.

Yo había oído muchos términos para referirse al calzado deportivo; casi diría que cada comarca tiene una palabra más o menos propia. En algunos sitios les llaman zapatillas, en otros tenis, bambas, kets o deportivas. Incluso en los géneros hay dudas: según la zona pueden ser playeros o playeras, deportivos o deportivas. En León, curiosamente, son playeras, y eso que la playa más cercana está a más de cien kilómetros.
El asunto de los neologismos es muy curioso: en plena era de la comunicación, con todo eso de la aldea global a nuestras espaldas, no hay manera de unificar el léxico. Ejemplos hay miles, piensen si no los ordenadores y las computadoras, en los móviles y los celulares.
Pero también hay otros más domésticos, más de andar por casa: Lo de “bambas” lo utilizan sobre todo en Cataluña, y es una muestra más de que los españoles somos rabiosamente marquistas. Al parecer, procede de las primeras marca de calzado deportivo, Wamba —que seguramente será antiquísima, dada su etimología gótica—.
Claro que también podrían llamarse las “naiks”, que fueron las que se pusieron de moda para mi generación. O las “paredes” o las “jotajaibers”, más asequibles al escueto presupuesto de la época. O las “nisu”, muy extendidas entonces y aún disponibles en cualquier mercadillo.
“Espais”, sin embargo, no lo había oído nunca. Supongo que sea un uso local cántabro, un “palabru”, como aquí les llaman, aunque muy sospechoso de préstamo anglófono. ¿Spice? ¿Spyce? ¿Spies? ¿O será que aquí la KGB investigaba a la jet, y son “spy”? Si alguien tiene alguna idea, por favor que me lo aclare, porque no hago más que mirar la cámara de mis playeras a ver si en vez de cámara de aire es una microcámara de espías.

En fin, que al final volvimos a casa como siempre: llenos de arena. Y Pilar sacudió sus deportivas, yo mis playeras y el niño sus espais.

Coda: Otro día seguiremos con el interesante asunto asunto de las variantes regionales; por ejemplo, al querido animal porcino se le llama “chon” en Cantabria, “gocho” en León, en otros sitios “puerco”, “gorrino”, “marrano”. Y a algunos también hasta “ilustrísimo”, “excelentísimo” o “señoría”. Apasionante, ¿verdad?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso cómo funcionan algunas cosas; ahora que se habla de apadrinar palabras para salvarlas del olvido o del desuso, se me ocurre que igual es más interesante salvar significados, aunque sean embusteros y poco respetuosos con el DRAE.
A eso voy.
En mis años de internado, el colegio tenía un prestigioso equipo de atletismo, El Salvador de Valladolid, o sea, El Salvador coma de Valladolid; en los años sesenta de en medio, era a aquellos sufridos deportistas a los que admirábamos y a los que nos queríamos parecer; todo lo que les rodeaba tenía aura, sus horarios distintos, sus salidas, sus viajes, el olor de su sudor, su equipamiento (camiseta "imperio" blanca con una franja negra rodeando el cuerpo a la altura del pecho, pantalón negro, etc.). En el caso de los velocistas, su calzado eran los "spais", unas deportivas de piel muy fina, como guantes, con clavos en la suela para facilitar el agarre al terreno. Yo siempre atribuí su peculiar nombre a los clavos y produje mi particular campo semántico que no tiene ninguna explicación; sigo sin saber qué palabra pronunciaba pero me sigue gustando su sonido asociado a esos objetos que yo me habría calzado entonces para ir de paseo. Es, simplemente, una mitificación infantil. Una más.

Anónimo dijo...

No te puedo ilustrar Javi, desconozco el origen del término "espáis", pero desde luego es muy de aquí, no se oye en otros lados. Aún así, yo pensaba que estaba ya en desuso, se ve que no, ya que lo osa tu chaval. Playeras se usa también bastante por estos lares, playeros en Valladolid. Reconozco que será absurdo, porque no es tampoco el calzado mejor para la playa y originalmente nació para el deporte, pero a mí "playeras" me resulta natural y "deportivas" me suena mal, pedante y finolis.

Anónimo dijo...

playeras forever.
para el recuerdo apunto también otras de los supermercados del calzado en los 80.
Las "míticas" FERVA, que principalmente llevaban los "jevis". Por cierto qué fue de ellos. Se reconvirtieron en discopop como Dover?
Y otra poco conocida pero que prometo que llevaba uno de mi clase en BUP:
LAS "JUCUNDIANO". vaya tela. Tanto les costaba poner un nombre menos bochornoso?
no era acaso el nombre razón suficiente para optar por otras igualmente baratas?. Visto ahora hace gracia, pero en su día fue la comidilla y "azmereir" del mes. Ahora es abogado… quizá para ajusticiar a los que nos reíamos. fijo.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Coño, las "ferva", es verdad... Y había otras míticas, las "yumas". Ahora, lo de "Jucundiano" sí que es antológico.
Por cierto, Lodeiros, ¿tú eres de León, eh?

Anónimo dijo...

En asturias dicen más "playeros". Por cierto, pásate por la página que estoy haciendo y me dices qué tal. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo tambien tuve unas "Jucundiano".
Me duraron años y las tuve que tirar por aburrimiento, porque el resultado, la duración y la comodidad fueron de lo mejorcito que he conocido.
Supongo que se habrán arruinado, porque fabricar unas playeras eternas no es buen negocio.
Hay que reconocer que el nombre se las trae...

Anónimo dijo...

vivan LOS espáis!!

TigerTrans dijo...

Para nosotros las playeras son las de loneta con suela blanca de goma que se suelen utilizar como obviamente su nombre indica, para ir a la playa.

No las llamamos "tenis" o "baskets" como en francés porque no lo vinculamos a esos deportes en concreto.

No son zapatillas porque para nosotros zapatillas es para andar por casa.

No son zapatos porque no son "de vestir".

No son zapatillas deportivas porque es muy largo y tendemos a la economía del lenguaje.

Tampoco deportivas porque no necesariamente vamos a hacer deporte con ellas.

Para nosotros simplemente son "espais", así de sencillo. Lo que no resulta en absoluto nada sencillo es la ortografía de dicha palabra, su acentuación o no como presunto vocablo extranjero o así.

jotART dijo...

En mis tiempos, la marca de tus zapatillas marcaba tu estatus social en el barrio. Cierto Verano, mis abuelos me trajeron del mercado de la piedra dos regalos; uno malo y otro peor:
El malo, eran unas horrendas e inflexibles JUCUNDIANO que provocaron la hilaridad de mis amigos durante meses. El peor era una sudadera NIKE falsa.
Yo por entonces tenía un estatus playeril clase media baja: Mucho PAREDES, KELME, YUMAS, J´HAYBER y el hecho de volver a calzar unas JUCUNDIANO te devolvía a la casilla de salida, a los tiempos de las FERVA, TORTOLA, GARSAN, GURUCETA, SPORT FARES...

Anónimo dijo...

La palabra es SPAIS y es la palabra que define la zapatilla que se usa en atletismo.

Anónimo dijo...

La palabra es SPAIS y es la palabra que define la zapatilla que se usa en atletismo.