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lunes, 29 de junio de 2009

Erotica & Orthographica


Hace algún tiempo, mi mujer y yo nos acercamos a una pequeña ciudad cercana a Santander, para ver los fuegos artificiales y pasar una noche agradable paseando bajo la luna, y esas tonterías que hacen los padres en cuanto consiguen librarse de los hijos. Y la verdad es que lo pasamos bien, caminamos por las calles empedradas, recorrimos la feria, probamos el algodón de azúcar, admiramos los cohetes y nos sobrecogimos con la traca final.
Todo a pedir de boca: conversamos con calma, nos miramos a los ojos, nos cogimos de la mano... hasta que nos detuvimos ante una barraca, una de esos en las que hay que derribar muñecos a bolazos. No, no es que quisiera regalarle a mi señora una muñeca chochona, o un perrito piloto, ni mucho menos. Lo que pasó es que vimos un cartel, allí pegado en la barraca, que decía:

Prohibido APOLLARSE

Y entonces fue cuando se nos cortó el rollo.

miércoles, 24 de junio de 2009

Extraños elogios




Igual que Don Alonso en Puerto Lápice, esta noche me toca velar armas. Mañana me presento ante mis paisanos, y cuesta frenar la inquietud, por más que juegues en casa.
Y, a fuerza de dar vueltas a cualquier cosa, recuerdo ahora la presentación en Santander, y cómo, al concluir, me dijo Manuel Arce desde su experiencia octogenaria:

—No te envidio el papelón que te espera —me espetó—: a ver cómo consigues escribir un libro que supere a éste.

No pude menos que agradecerle el halago, aunque hubiera tocado fibra sensible. En fin, primero veamos qué piensan los demás de este libro, antes de pensar en superarlo.

Pero, puestos a recordar elogios curiosos, el más particular me lo hizo un periodista leonés, que leyó el texto mecanografiado, antes de que saliera publicado, sin tener muy claro quién era el autor. Me dijo:

—El caso es que me sonaba mucho el nombre, pero es que yo no podía imaginar que tú fueras capaz de escribir un libro tan bueno...

Y claro, no sabe uno si agradecer el cumplido, o echarse a temblar. Mañana veremos.

viernes, 19 de junio de 2009

El que parece, ¿lo es?


Esta mañana ha llegado a la oficina un informático. El chico, con buena intención —supongo—, se ha puesto a explicarme qué son las cabeceras, cómo hacer un gráfico, dónde se descargan las cosas... Poco le ha faltado para querer enseñarme qué son un ratón y un teclado.
Para rematar, me ha querido contar cómo se consiguen imágenes "sin derechos", en la web de microsoft. En fin...

El caso es que me ha dado cosa llevarle la contraria, y le he dejado explayarse a gusto. Cuando acabó con su rollo, me volví a mi mesa, pelín cabizbajo, la verdad.

Después de un rato de mascullar mis penas en silencio, se lo he contado a Manuel, mi compañero de trabajo. Con detalles. Y rematé con un lamento:

—Para mí que este nos toma por tontos.

Al ver que no había respuesta, se me ocurrió aplicar la función fática:

—¿No te parece, tío? —insistí.

Y, en esto, asomé la cabeza entre los monitores de ordenador (nuestras mesas están enfrentadas), para comprobar que no había nadie. Que llevaba un rato —y largo— hablando solo. ¡Ay!

—A ver si va a tener razón el informático... —dije en voz alta, en pleno desasogiego, sin pensar demasiado en que nadie iba a escucharlo.

domingo, 14 de junio de 2009

¿Los micrófonos provocan prepotencia?



Claro que, quien dice prepotencia, lo mismo dice idiotismo, estupidez, gilipollez supina, qué sé yo... Aunque igual alguno ya se lo traía de casa, quién sabe.

El caso es que estaba viendo el partido -pachanga, más bien- de la selección española (¿a nadie más le suena mal esa telebobada de "la roja"?), y ni se me ocurrió lo de quitar el volumen de la tele. Y así, no pude evitar escuchar al figura que dirigía la retransmisión poner pingando a un defensa neozelandés que acababa de cantar por soleares, propiciando el quinto tanto de los nuestros. Lo más flojo que dijo fue que era un fallo "garrafal". En estas tercia un comentarista (que algo sabrá de júrgol, pues era Amor, aquel de la humorada real del "hay que jugar con mucho amor" de los mundiales estadounidenses) para quitarle hierro al asunto, y el "simpático" reportero, erre que erre, continuó el chorreo con el pobre defensa.

Y es que algo pasa con los microfónos, no sé... Imagino que sea algo radiactivo, o algo así. Una especie de reacción química que encoge las meninges y les provoca severos episodios de verborrea. Algo así como la gorra de plato, o el ejemplo clásico de la tiza y el tonto (para mayor abundamiento sobre el particular, investíguese el ejemplo del tricornio y los extraterrestres).

Lo realmente curioso, en este caso, es la valentía y el arrojo periodístico con que el menda, un tipo que lleva décadas "informando" -o, más exactamente, soltando bilis- sobre el mundo de las pelotitas. Un elemento que se distingue por su verbo encendido y sus acerados dardos, que no se corta un pelo a la hora de sacar los colores a los demás. No es la primera vez que a este distinguido triunfador le pierde la lengua, como cuando hace un año le pillaron "largando" sobre Montes, o sin necesidad de rebuscar mucho, en su eterna "historia de amor" con Clemente.

Pero, ¿qué pasaría si a estos maravillosos profesionales se les midiera con su mismo rasero? Si, por ejemplo, alguien se fija en su acertado comentario cuando, ante un disparo lejano de Riera, cuando afirmó que tenía "una zurda impresionante", y Zapatones, también en la retransmisión, no se quiso callar un "sí, pero le ha dado con la derecha". ¿No estaríamos entonces ante un fallo garrafal del periodista? Y claro, si quisiéramos ser "mediáticos", aprovecharíamos su peculiar fisionomía, y nos podríamos quedar tan anchos sentenciando: "El sapo de telecinco no sabe ni dónde tiene la mano derecha". Claro que, en ese caso, nos pareceríamos demasiado a él. Como si nos hubiéramos acercado a un micrófono. Que ya decía yo que provocan prepotencia. ¿O no?

martes, 9 de junio de 2009

Presentación en Santander

Este jueves, 11 de junio, a las 19,30, se presenta mi novela en el Corte Inglés de Santander.

Presenta el acto la escritora Ana Belén Rodríguez de la Robla
Interviene el escritor Manuel Arce
Se proyectará el book-trailer dirigido por José Luis Santos
Al concluir se ofrecerá un vino español

Os espero.