Este blog ya no está activo. Por favor, visita mi nuevo blog en El Diario Montañés: Llamazares en su tinta.



martes, 14 de julio de 2009

Sinceridad



Hace un par de semanas me llevé a mi hijo a una lectura de poesía. Por el camino me iba preguntando:

—Oye, papá, tú cuando eras un niño, ¿qué querías ser de mayor?
—Pues... futbolista. Futbolista y presidente del gobierno —respondí yo, tirando de una memoria cada vez más escasa.
—¿Y escritor no? —precisó el joven Javier.
—Claro, hombre, escritor también —confirmé, abusando un poco de la verdad, o más bien ignorando la sucesión temporal de los acontecimientos.

Quise saber por qué me lo preguntaba, pero no soltó prenda. Tampoco me quiso contar qué quería ser él de mayor. El caso es que llegamos a la sala, conseguimos un buen sitio y escuchamos al poeta con toda la atención que se puede tener a las ocho y media de la noche.

Y todo siguió su curso habitual, hasta que, a la media hora, mi hijo me dio un codazo, para decirme luego al oído:

—Desde luego, yo ya sé lo que no quiero ser de mayor...
—¿El qué?
—Poeta.
—¿Y eso?
—Pues... porque no se pueden dar estas palizas a la gente, hombre.