Hace unos días, la exquisita poetisa Ana de la Robla me recriminó —no sé si más de veras o de broma— mi escaso toque “intelectual” al dedicar folio y pico al asunto de las faldas. Uno encaja como buenamente puede, pero vuelve a las andadas, y ayer el novelista Javier Pérez me clava un rejón por escribir dos páginas de fútbol. Vamos, que ya sólo me falta que me saquen una foto en camiseta, tirado en el sofá y bebiendo cervezas para acabar con mi ya bastante depauperado prestigio.
Pero lo malo, lo peor de todo, es que en el fondo tienen razón. Puedo parecer muchas cosas —incluso alguna buena—, y hasta serlo, pero yo no soy un intelectual; el término no me cuadra nada, ni como sustantivo ni como adyacente nominal.
Hace mucho tiempo ya que decidí no leer nada que me aburriera. Si descubro que un libro está mal escrito, con tecnicismos y pedantería, no vuelvo a tocarlo. Si los cuadros de una exposición no me gustan, lo digo. Si una obra de teatro me aburre, me duermo. Y no piso las filmotecas, porque de chavales Pilar y yo nos indigestábamos con el cine iraní y el chino, y cosas aún peores.
Y eso no es todo: me aburren los discursos solemnes; detesto a los conferenciantes engolados. Y la mayoría de los programas culturales de la tele me parecen un rollo —de hecho, tampoco me parecen muy “culturales”, precisamente—. No voy a las presentaciones de libros si no me invitan o conozco al autor. No escucho las tertulias radiofónicas, y la prensa la estoy dejando poco a poco —pero yo lo controlo, ¿eh?—. Escucho discos muy viejos y casi siempre los mismos; si son nuevos, suelen sonar a viejos. Y además, ya no me gusta nada ir por todos los saraos presumiendo de los premios que ganas y poniendo pose de escritor.
¿Intelectual? Nada de eso; a mí me gusta pisar charcos, perder el tiempo, pasar el rato… Charlar con los amigos y conocer a alguno nuevo. Dar vueltas por la playa, jugar al fútbol con el niño, ver partidos de baloncesto. Tirar piedras a la orilla de un río. Hablar por teléfono, decir chorradas intrascendentes, olvidarme de las fechas señaladas. Cocinar pizzas caseras, comer con los dedos, aprenderme los diálogos de los Hermanos Marx. Leer a Boris Vian y a Roland Topor, llamar a los timbres, andar en bicicleta. Cantar canciones malas de Siniestro Total, jugar a la pleisteision, caminar sobre el alambre (bueno, lo hacemos más bien sobre los bordillos de las aceras, pero le llamamos “el alambre”).
Si para ser escritor tengo que olvidar alguna de estas cosas… no sé, no sé. ¿Alguien podría hacerme una buena oferta? Por escrito y ante notario, claro.
10 comentarios:
Por qué renunciar a las maravillosas debilidades y contradicciones del ser humano, mientras sean inofensivas?
Acaso los escritores impostores son los otros, los que las ocultan. Escritor se es o se siente, no hace falta impostarlo. Eso es el disfraz del inseguro.
Yo por ejemplo, no lo soy ni lo intento.
y tú si lo eres. Lo "palpo". amos… digo yo
El lirismo está en la vida no en la pose. Ahora bien la camiseta esa que llevas en la foto con cuello del principe valiente no ayuda en absoluto jeje también te lo digo.
Querido, no tergiverses (te lo perdono por lo de "exquisita"): en aquel célebre post no hablabas exactamente de faldas (;DD). En todo caso, no sé si aquí perfilas las mañas del intelectual o los dictados del mentecato. Últimamente la palabra 'intelectual' (aunque hay que reconocerle cierto toque pedantillo) está depauperada, es peor que la lepra, y todo porque unos cuantos indocumentados se han dedicado a usurpar lo que no les corresponde: "¿yo?, no soy intelectual, sólo pasaba por aquí". Pues sí. Y además me he quedado, ¿pasa algo? De modo que soy intelectual y no soporto el cine iraní (cuestión de buen gusto, simplemente) y leo a Topor o a Vian. Y por cierto, algunas letras de los Siniestro son muy buenas. Un abrazo.
Como ya me conoces hace mucho, me permites, seguro, una maldad con tintes parabólicos, mitológicos y otras esdrújulas. O más una maldad, una chorrada monterrossiana, pero de cosecha propia.
"Dicen que siglos, muchos siglos después de que echaran a Adán y Eva del Paraíso por comerse la manzana del Bien y del Mal, la serpiente volvió al mundo y decidió oifrecer a los hombres la segunda manzana.
Esta segunda fruta simplemente servía de antídoto para la otra, y devolvía al hombre a su ignorancia primigenia.
Por supuesto, esta vez, en vez de regalarla, la serpiente la vendía.
Y se forró, por supuesto.
Hay quien dice que ganó9 tanta pasta que consiguió que todo el mundo le echaraa culpa al camello"
Ríete anda...
:-)))
Lodeiros: Lo de ser escritor o no daría para una muy laaaaaarga discusión, pero te agradezco sinceramente el cumplido.
Ahora, lo de la foto y mi camisa no sé si perdonártelo... chico, hay que mirar el interior, lo que cuento y tal.
Y además, a mí la camisa me gusta. Coño, para una que tengo que no me marca la tripa, venís a sacarle defectos.
Bueno, ahora en serio: gracias por tus comentarios, los echaba ya de menos. Los elogiosos y los que no lo son tanto, que se agradecen igual. Por cierto, a ver si te presentas un día, dices de dónde eres y tal.
Exquisita Ana: si todos los intelectuales fueran como tú, yo también querría ser intelectual.
Pero es que para llegar a serlo hay que investigar, reflexionar, sistematizar y, además, tener unas aptitudes naturales prodigiosas. Y yo me siento muy, muy insignificante, abrumado por todo el conocimiento que quisiera dominar y no puedo.
Sin embargo, tergiversar se me da de fábula. Y hablar de faldas (o aledaños), un poquito también. Otro abrazo.
Querido tocayo: mira que llevas siempre la escopeta cargada, ¿eh?
Por cierto, que si juntas cincuenta o sesenta parábolas como esta, te da ya para un librito aceptable. Hasta podrías titularlo "Evangelio". Creo que a los cuatro (o más) anteriores les fueron muy bien las ventas.
¡Un abrazo, colega!
Ahora, una de Monterrosso, que te viene ni al pelo. ya que dices lod ela escopeta cargada y tal...
:-))
Allá va:
"Hubo una vez un animal que quiso discutir con Sansón a las patadas. No se imaginan cómo le fue. Pero ya ven cómo le fue después a Sansón con Dalila aliada a los filisteos.
Si quieres triunfar contra Sansón, únete a los filisteos.
Si quieres triunfar sobre Dalila, únete a los filisteos.
Únete siempre a los filisteos".
AUGUSTO MONTERROSSO
Es un placer, o un pacer en hierba verde, poder leeros desde esta tierra, la Verde Erin. Estos irlandeses me tienen loco con su ingles resbaladizo (escusen la ausencia de tildes, se lo ruego, pero es que estos vikingos evolucionados y revolucionados tienen teclados de madera).
Solo un comentario, breve y desarticulado: hace años llegue a la conclusion de que no hay ropa que te marque la panza; sencillamente, la panza te acaba marcando a ti y a toda tu ropa.
Saludos anglosajutos.
Valen
Claro, hombre ¿quién ha dicho que cultura y diversión deban estar reñidos? Aunque no sé si estoy de acuerdo con la imagen que transmites del intelectual, que no es lo mismo que el esnob...
En fin, yo sigo fiel a la trilogía teen de chicas, cerveza y rock'n'roll. Y, por supuesto, a aquello de "Y las mujeres y los músicos primero / y los niños al final con una piedra al cuello", etc. etc.
Hola señor!!! Amigo, mi nombre es Alejandro.
Solo para felicitarte por este estupendo blog, es una pena que no pudo sobrevivir, pero si bien es cierto si es bueno ahí estaremos, o como dicen en México; - Arrímense al fogón!!!
Saludos mi amigo que todo siga de lujo. Atte. Alex
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