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jueves, 3 de mayo de 2007

El que avisa no es traidor [o el que es traidor no avisa]


Después del éxito de mis artículos sobre faldas y fútbol, tenía previsto escribir otro sobre escotes y/o pechugas, pero haciendo caso a la petición popular voy a dar un giro intelectual, y el próximo artículo hablará de las gafas... ese objeto de deseo.

El texto lo publicaré mañana, porque un doble esguince me tiene un par de días de reposo, con hielo en el tobillo y dificultades para escribir las oes, las eles y los puntos (en la próxima vida aprenderé a escribir a máquina con sólo dos dedos, para evitar estos problemas.

De momento, para ir haciendo boca, podéis escuchar esta canción —después de quitarla el polvo, eso sí— de la inolvidable Orquesta Mondragón: «Mis gafas». Atención a la letra, del malogrado poeta Eduardo Haro Ibars.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Funcionariooooooooooooooooooo

funciarioooooooooooooooooooooo

funcionariooooooooooooooooooooooooo

aprovecha esa supuesta baja para entrenar a tenis