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martes, 8 de enero de 2008

Un viejo poema

Serán las vacaciones, la ansiada inactividad o la monotonía de los rituales, pero en estas fechas siempre acabo revolviendo papeles viejos. Encontré estos versos descartados y mil veces rechazados; exentos, que diría Gamoneda.
Formaban parte de una colección inacabada —o, más bien, apenas comenzada—, una suerte de "libro de libros", en el que cada texto trataba captar la esencia de un tipo de libro o escrito, desde una perspectiva evolutiva de la historia de la escritura.
Este poema, además, me hizo reflexionar sobre mi propia historia, mi infancia y mi forma de afrontar la vida. De paso, ha hecho que estos días haya observado a mi hijo con más detenimiento, fijándome en lo que dice, en cómo lo dice y en lo que poco que, a partir de eso, puedo deducir de su pensamiento.
Van los versos:

SALTERIO


Debajo de mi memoria, junto a lo imaginado en el delirio y las fabulaciones deliberadas, anidan las creencias de la infancia.

En ese lugar donde alguna vez enciendo una lámpara las polillas se han habituado al alcanfor y cada vez que retorno queda menos del abrigo con el que cruzaba el pueblo camino de la escuela, de la boina con la que cubría mi cabeza completamente afeitada.

Todo lo que entonces creía indestructible ha sido dado a la hoguera y yo apenas he sentido un leve calor reconfortante.

De la infancia conservo un lagarto y una lagarta, el aroma de pan reciente y en la frente el aposento de una piedra blanca enamorada de mis primeros pasos.

Debajo de mi memoria hay un baldío de campesino desterrado.

Es ése un lugar desamortizado.

3 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Gracias por revolver en los papeles.
Hoy este viejo poema es nuevo poema para muchos. Es una de las muchas maravillas que nos ofrece la literatura.
Besitos/azos.

uminuscula dijo...

jope. hasta hoy no habia visto que me salvabas de la modernidad, jo... :(

Anónimo dijo...

Cada vez que leo algo que me gusta enseguida se produce un flechazo entre mi mente y un párrafo concreto, como destacar del ser amado la parte de anatomía que más nos gusta:

"De la infancia conservo un lagarto y una lagarta, el aroma de pan reciente y en la frente el aposento de una piedra blanca enamorada de mis primeros pasos."

Precioso todo él, Javier.