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martes, 9 de octubre de 2007

Un mundo extraño


Esto de aprender cosas nuevas nunca deja de sorprenderte. Por eso me gusta llevar siempre encima algo para tomar notas; un boli y un papel, una moleskine —reedición pija de las libretas clásicamente pijas— o la memoria del móvil, todo vale.
El caso es que, entre las múltiples clases de mi Master del Universo, las clases estrellas son las de empresariales —pleitesía lógica al cursar un postgrado en la Facultad de Economía—, y a los que procedemos de otras carreras nos están dando un curso acelerado de introducción a la administración que más parece una terapia de choque neoliberalista, o incluso un lavado de cerebro camboyano, pero de signo ultracapitalista.
Curioso, muy curioso. Para empezar, yo no sabía que en cierto ámbitos del saber las palabras "currito" y "pringao" tuvieran valor científico. Ni que todos los ejemplos tengan que hacerse con un mercedes SLK o un yate atracado en Puertochico. Supongo que esa será la famosa gratia de los exempla, claro. El caso es que, para aclararnos, el pringao —también llamado currito— es el que no tiene ni el buga ni el barco. O sea, yo. Y tú, me imagino.
Eso de que te llamen pringao por la cara... en fin, lo puedes tener asumido. Pero lo que ya no es para nota es que encima apostillen: «no es nada personal: los negocios son así». Y lo malo es que igual tienen razón. Y no sólo los negocios: es que el mundo es también asín.

Resulta que nos pasamos media vida protegidos, en un círculo afectuoso, y poco a poco nos olvidamos de que el entorno hostil sigue ahí fuera, por mucho que lo ignoremos. Si eres medianamente afortunado, podrás construirte sin problemas una burbuja en la que vivir: familia, estudios, amigos, lecturas, trabajo… Todo a medida.
La familia es el medio más seguro, y en nuestra cultura española no sólo sirve para que mami te prepare cordero y natillas: también te salvará de la indigencia cuando tengas un contrato basura, de malvivir en un minipiso de la Ministra, de morirte de hambre cuando estés en el paro y el Estado no te de ni un miserable subsidio porque no perteneces a ninguna minoría conflictiva.
Los amigos son también un buen refugio: suelen pensar como tú. Con matizaciones, claro, porque no sería nada práctico compartir los mismos gustos e intereses. Así que, una vez tranquilo porque no van a intentar quitarte la novia, te garantizas una vida social sin trifulcas dialécticas, porque suelen ser de tu cuerda y se discute de fútbol, como mucho.
Las lecturas son una gran fuente de paz y templanza espiritual. Cierto que también puedes darte a la depravación y leer a Carver y a Bukowsky, pero la ventaja es que tú mismo seleccionas lo que quieres, y ese alimento del espíritu suele ser reconfortante y, lejos de entrar en conflicto con tus ideas, suele servir para reafirmar tus convencimientos.
Si tienes buen tino, también tus estudios serán una capa más de tu burbuja. Una buena carrera de letras, cargada de humanismo y erudición, suele ser lo más apañado. Cierto que habrás de cerrar los ojos ante todo lo que se cuece en esos templos de saber… digo, en las universidades —¿en qué diablos estaría yo pensando?—, pero una buena formación clásica suele ser una perfecta defensa contra los malévolos envites del mundo real.
Y ya, si la fortuna te sonríe, puedes llegar a tener un empleo digno. Sí, sí, ya lo sé: parece que hablo del siglo pasado, de un mundo que ya desapareció. Pero no: afortunadamente, aún quedan algunos sectores no competitivos, en los que los objetivos de ventas y la productividad están en un segundo plano. Hay oficios vocacionales, que pueden hacer muy feliz a quien los ejerce, y trabajos menos proclives a la autorrealización pero bastante llevaderos, como los de la función pública. Con la ventaja, además, de que no trabajas para un patrón, sino —se supone— para el bien común.

Al final no vemos el mundo, sino nuestro pequeño mundo, ése que nos hemos creado. Y entonces, cuando has logrado crear tu mundo con sólidos ladrillos de afectividad, socialización, humanismo, placer y dignidad, aparece el lobo feroz del capitalismo, ese mismo del que hablaba Hobbes, y empieza a amenazarte con que soplará y soplará, y tu casita derribará. La verdad es que si se llamase Sarkozy me preocuparía bastante, pero como tampoco va a llegar la sangre al río, lo que me invade es una profunda consternación. No por el que me llama currito y pringao, ni por el mundo, que tan mal está. No. Mi desazón es por mí mismo, que me quedo maravillado repitiéndome: «¡qué difícil es la tolerancia!».

Está bien conocer al otro, pero, si tengo que decir la verdad, ¿qué quieren que les diga? Era mucho más feliz antes. Bendita ignorancia.



11 comentarios:

alfonso dijo...

Por azar llegué aquí.
Vaya!, me dije. Uno de la única ciudad del norte que mira al sur.
Más tarde empezaré a leer. Ahora me voy a dar un paseo por la bahía, aprovechando estas primeras nieblas.
Por cierto. Para "ser nadie" no hace falta mucho esfuerzo. Es el estado natural de las cosas. Nadié éramos, nadie vamos a ser y ésto, ahora, es un pequeño disfraz para ir pasando el tiempo. Algunos gastan mucho (energía, tiempo, dinero)en comprarse un lindo disfraz cada día.
Venga! seamos nadie y pasémonos desapercibidos.

Mariano Zurdo dijo...

No te digo más que en vez de leer "con buen tino" había leído "con buen tinto".
Cuando uno se lanza a la aventura de aprender se encuentra con cosas agradables y desagradables, pero el mismo camino y el fin merecen la pena. Creo. Aunque lo del capitalismo suena a tridente de demonio.
Abrazos de un zurdo pringao o pringao zurdo.

Raquel dijo...

Sí, embarcarse en algo nuevo es todo un mundo. Descubres lo que habíamos querido ignorar o dejar de lado, aprendes, sufres en el proceso, o no. Creo que lo bueno es que uno se replantea muchas cosas en el proceso.

MAX Y LULA dijo...

¿Y no será que los que están en la burbuja son los otros?, ja, ja...

rakel dijo...

jajajaja venga ya! realmente eso te enseñan en un master del universo, osea, me lo juras?
jajaja bjs!

Anónimo dijo...

Espero que ese master termine pronto, o terminarán contigo (mientras no te saquen a la pizarra para los ejemplos prácticos...). Besito compasivo.

JML dijo...

Mi querido amigo: metafísico estás. Yo también. Necesito protección, y como ya he salido del cascarón estoy pensando meterme en una "minoría conflictiva", Blogueros Sin Fronteras, tal vez. ¿Enseñan algo de eso en tu "Míster"? Si es así me reservas plaza.

Un abrazo

Butt3rfly dijo...

Hola! Pasando por aca para saludar ya que tenia un tiempito perdida en el mundo real!

Nos leemos luego!

Manolo Merino dijo...

Es lo que tiene, cuando nos enseñan, vemos.
Saludos.

Dante Bertini dijo...

a pesar de tus temores sarkozyanos, vuelvo de parís, donde encontré a su gente comunicativa y muy simpática.
efecto sarkozy o era sólo por el clima, de lo más apacible?
esa ciudad magnífica y avasalladora es el lugar ideal para sentirse nadie.

Anónimo dijo...

Y aun asi todo sigue igual, es al fin y al cabo el sistema que permite que podamos engordar, y segun como se mire nos va a dar mas o menos asco.
Pero no pasa nada, como hay montones de dietas....