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jueves, 16 de agosto de 2007

V.I.P. [Very Idiot Protocol]


¿Qué habrá tras esa puerta verde? Eso me preguntaba yo, apenas un crío, escuchando la canción de Los Nikis. Claro que esto sucedía en 1986, y en aquella época la música sí que tenía importancia —al menos, para mí—.
Y es que mientras escuchaba la aflautada voz de Emilio —el cantante del grupo, que en lugar de niki solía vestir polo—, no podía evitar recrear yo mismo aquella historia: un chaval que merodea alrededor de un club, intrigado por saber qué sucede detrás de una frontera infranqueable en forma de puerta de color verde, que le separa de la tierra prometida, en la que se intuye que abunda esa afamada trilogía que nunca pasa de moda: «sex, drugs and rock'n'roll».
¿Qué habrá tras esa puerta verde? Buena pregunta. Creo que hoy la cosa me dejaría frío, pero es una sensación que todos hemos conocido: la de que nos estamos "perdiendo" algo. En la adolescencia y la primera juventud la verdad es que nos morimos por estar ahí —en el rollo, en la movida, en la pomada... o sea, en lo que toque en cada momento— y todo parecen fiestas privadas a las que nadie te ha invitado.
Aquella impresión, en mi caso, era tan fuerte, que cada vez que me iba a dormir no podía evitar pensar que los demás estaban de fiesta, y yo estaba allí, en la cama, perdiendo el tiempo, dejando pasar oportunidades que nunca volverían, momento irrepetibles de diversión y desenfreno. Y eso que yo nunca llegué a ver una "puerta verde".
Me conformaba con la canción; entonces yo pensaba que Los Nikis eran el mejor grupo del mundo —y, curiosamente, sigo pensándolo—, así que no podía imaginar que era una versión. Entonces los discos apenas daban información, y eso que los investigábamos hasta el más mínimo detalle, así que supuse que era una letra suya. Pues no. Si hubiera tenido un hermano mayor, me habría dicho que la canción era Shakin' Stevens, que hizo una versión en el 81. Si el hipotético hermano hubiera sido un postmodernillo, me habría dicho que era de los Cramps. Si en vez de hermano fuera un tío madurito, diría que de los Llopis. Y si la bisabuela tuviera ruedas... en fin, dejémoslo, que esto ya parece historia-ficción. El caso es que tendría que haber sido mi abuelo quien me contase que la canción original era de 1956 y la cantaba —porque tampoco era suya, sino de su pianista— un tal Jim Lowe, pero claro, entre el boicot internacional y la postguerra, mi pobre abuelo en aquellos años no creo que escuchase mucho más que Perlita de Huelva y Antonio Molina. Aparte de que opinaba que los Beatles, más que cantar, ladraban... Pero claro, eso ya es otro asunto, que seguro que tiene que ver con la fonética anglosajona.
Al parecer, la canción original —cuyo texto en inglés es muy muy fiel a la versión castellana, si se me permite el retruécano— hablaba de un bar musical de Texas en el que no dejaban entraban a los menores, que sin embargo se quedaban allí, delante de la puerta amarilla del local. Claro que el amarillo es un color muy poco musical, y adaptaron la cosa al verde, que da mucho más juego para casi todo.
No obstante, resulta que también hay una película titulada "Tras la puerta verde". Y encima, es una peli X. Un latazo de esos setenteros —que tenían hasta argumento y todo— que se inspira en la cancioncita de 1956. Y, al parecer, lo que pasa detrás de la puerta es bastante fuerte y... ejem ejem... digamos que tumultuoso. No sé si los "Ramones de Algete" conocían la película antes de grabar su canción, pero imagino que no; la gente de bien no vemos ciertas cosas, ¿verdad? Estaría bueno.

La cuestión es que ya me había olvidado de todo esto, hasta que hace unos días Pilar y yo fuimos a un concierto en la Campa de la Magdalena. Tocaban varios grupos, y antes de que llegara el plato fuerte —un Coti espectacular pero algo flojo de repertorio— ocupó el escenario un animador de la radio que daba brincos por allí, ponía cortes de canciones ultracomerciales y tiraba material de merchandising al público. Mi opinión sobre el individuo me la voy a guardar —y ya estoy diciendo bastante—, pero el caso es que el tío aquel, con su gorrito nada discreto que supongo que ocultaba una alopecia galopante, no paraba de hablar. Y entre todas las intrascendencias, llegaron los obligados peajes: pidió un aplauso para el Ayuntamiento de Santander, porque gracias a ellos el público podía disfrutar de un concierto gratuito, y además, no se le ocurrió más que pedir una ovación también para la "zona VIP".
Vi a algunas niñas aplaudir, pero lo cierto es que la pitada general fue antológica: un abucheo en toda regla a los políticos y sus distinguidos invitados.
Debo confesar que me reconfortó mucho la reacción del público; ya habíamos notado al entrar que había una zona especial, con templetes, sofás, azafatas y demás, en la que corría el champán. Y los VIPs de marras no sólo estaban custodiados por seguratas, sino que incluso habían acordonado la zona con verjas, todo un poco exagerado, como para dejar bien claro que «todavía hay clases».
Supongo que a todos nos daba un poco igual que aquellos privilegiados quisieran sentirse importantes, pero tanto como aplaudirles... Sabemos que las diferencias existen, pero a nadie nos gusta que nos las pasen por las narices. Lo que ocurre es que me sorprendió, porque estamos tan hechos a ver por la tele a las multitudes adorando a los triunfitos, y perdiendo el culo y la vergüenza por entrar en Gran Hermano, que me había olvidado de que los jóvenes también son contestatarios. Al menos, los jóvenes que valen la pena.
Cierto que abuchear a un ayuntamiento es facilón y no tiene mucho mérito: hay que ser un auténtico membrillo para intentar camelarnos diciendo que podemos ver un concierto "gracias a los políticos". Vaya. Como si no fuera su obligación. Como si hubieran puesto la pasta de su propio bolsillo. Hay que ser pelota...

En fin, que allí estábamos Pilar y yo, mirando hacia la "zona VIP", buscando una puerta verde por la que no nos dejasen entrar, cuando nos dimos cuenta de que, en realidad, no queríamos pasar. Nadie quería entrar. Aquellos abucheos pedían que se acabasen las puertas verdes, las zonas PIJ y los Very Idiot Protocols. No es que fuera la toma de la Bastilla, pero tampoco estuvo mal: una buena dosis de realidad juvenil. Y seguro que los lumbreras del Ayuntamiento ni siquiera se dieron cuenta.



19 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Lo primero, bienvenido. Ánimo con el comienzo de temporada sin calentar.
Lo segundo, que gracias por leerte mi novela. Si algún día te apetece me mandas un correito haciendo una crítica. Me interesa tu opinión. Creo que la mejor manera de mejorar escribiendo es escuchando a los lectores.
Leí tu relato y me encantó. Quiero más. Ya. jajajaja
Hay ciertas puertas verdes que es mejor no traspasar. Lo de fuera es mejor que lo de dentro, aunque los que están dentro tengan la mente más estrecha que el propio local y jamás se den cuenta.
Mañana seguiré por aquí y el sábado me voy a remojarme los pies y la cabeza al mar.
Un saludo.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Gracias por la visita, querido Mariano.
Sobre tu novela, estoy preparando un texto, ya tendrás noticias.
Sobre mi relato, en fin, qué decir: me encantan las mentiras piadosas xDDD
Un abrazo y felices vacaciones, es un placer volver a leerte.

Anónimo dijo...

Unos que vienen y otros que se van, decía el Iglesias ese, c'est la vie ...

Yo también conozco a una Pilar, y es maravillosa ... plas plas plas

Pero el verde, es el color de la esperanza dicen, no? Difícil no abrirla ...

Salud!

Luis López dijo...

Los privilegios nunca se perderán, es una lástima, pero hay que tener conciencia de ello y sentirse acomodado en las masas. Siempre hay una puerta verde para todos menos para los VIPS que seguirá siendo amarilla.
Gracias por tus comentarios.
Un saludo y buena suerte.

BETTINA PERRONI dijo...

Ya volvisteeee!!!! ando corriendo, pero vuelvo y te leo vaaa...

Que gusto verte de vuelta... bienvenido ;)

uminuscula dijo...

Entonces, ¿mientras leo este blog me puedo fumar un porrín?

uminuscula dijo...

impepinable...

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Wilde:
Gracias por la visita; te veo con muchas ganas de cruzar la puerta verde, ¿eh? Claro, si está sonando música, lo que para ti es irresistible... Ya sabes, son los peligros de ser un melómano.
Un abrazo y gracias por pasarte, que disfrutes las vacaciones.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Amigo Luis [Asfoso]:
Buen apunte; lo que pasa es que a mí siempre me escuecen esas distinciones; no es lo que haya tras la puerta, sino el hecho de que existan puertas lo que me fastidia.
Un saludo, y sigo pendiente de tu «verano impostado».

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Bettina:
¡Qué placer verte! Y eso que vas con prisa, como siempre.
Muchas gracias por la visita, un abrazo muy fuerte.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

u minúscula:
Un porrín, un porrín...
¡y un porrón, si quieres! Que yo sepa, aquí los estupas no tienen jurisdicción, así que... puedes hacer lo que quieras, menos pisarme mis zapatos de gamuza azul.
Un saludo y gracias por la visita.

Desesperada dijo...

ja ja ja, ¿los nikis? Bueno, voy a ser buena y respetuosa con los gustos ajenos, ja ja ja. La puerta verde, me sonaba en su día a rollo lisérgico, no sé por qué, ja ja ja. Pero en el caso que nos ocupa, mejor que quede cerrada. Por trabajo me toca estar muchas veces al otro lado de esa puerta, y te aseguro que es bien triste lo que encuentras! Un biquiño.

Unknown dijo...

Hay que ser merluzo para pedir aplausos para la zona vip, ademas en general, ya que en esa zona el 95% del personal de esa zona es imbécil del culo, y el otro 5% no tiene ni idea de por que esta ahí.

Un abrazo Javi, feliz vuelta de vacaciones, si es puede ser eso feliz...

MAX Y LULA dijo...

Para mí, la puerta más difícil de traspasar es la del despacho los lunes por la mañana... ahhh...

Dante Bertini dijo...

la puerta verde, tu puerta verde, se parece a aquello de "la fiesta de anoche fue la mejor de mi vida, ¡una pena que te la perdiste!"
hay otros mundos, pero están en este.

::mer:: dijo...

Sin tiempo de leerte, pero quería agradecerte tu comentario :D.
Es cierto no he parado casi ni un minuto. Mi pie está casi recuperado, gracias a las sesiones de gimnasio con sus ejercicios para fortalecer los tobillos, los paseos con la perra, jeje, y un largo etc.
En ningún momento lo he forzado, pero sólo aguanté 3 días en casa, no pude más!!
Los sudokus ya están superados, ya se me pasó la fiebre hace un par de años, el spider es una de mis debilidades, pero estar delante del ordenador me amarga un poco.
Un beso grande!!!!

Mariano Zurdo dijo...

De mentiras piadosas nada, que tengo yo buen ojo para calificar la cosa literaria y se te ve mano de escritor hasta con guantes de esparto.
Espero noticias.
Un abrazo y hasta la vuelta.

Neres dijo...

ya me imagino al (ocurrente ese) pidiendo un aplauso para la zona vip, por engalanarle el evento. Hace poco vi una película de Woody Allen, donde explicaba algo sobre esto, que para los de alcurnia nosotros seríamos como basofia de segunda clase, y me ha dado mucha risa, esa manera tan "notable" de separar a la gente, de hacer saber donde hay billete y sobre todo influencia, pero, se enteraran que a la mayoría nos importa un pepino?

que sigan poniendo puertas, mientras los demás derribamos muros

Raquel dijo...

Bienvenido Javier.

Siempre me da risa eso de V.I.P. La traducción, inmejorable.
Un abrazo