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jueves, 29 de marzo de 2007

Locuras a la carta

¿Creías que el mundo se divide en ricos y pobres? ¿Norte y sur? ¿Blanco y negro? ¿Racing de Santander y Cultural Leonesa? Pues tengo buenas noticias: no es así.
Resulta que mi amigo Llanillo acaba de descubrir que existen dos categorías perfectamente diferenciadas en las que es posible clasificar a cualquier persona: los esquizoides y los paranoicos.

Los esquizoides crean un mundo propio, en el que se refugian, y apenas les importa la realidad (antes se decía que iban "a su rollo", luego que "a su bola"; el caso es que siguen yendo "a lo suyo"). Son una especie de locos felices, porque el mundo exterior les lleva la contraria, siempre les queda el propio, mucho más cómodo y fabricado ad hoc.

Los paranoicos, en cambio, perciben el mundo como una amenaza perpetua: siempre hay una conspiración contra ellos. ¿Que su libro no se publica? Claro, es que los escritores famosos les boicotean, porque saben que escribe mucho mejor que ellos. Este tipo de fijaciones les provoca grandes sufrimientos, agria su carácter y hasta puede derivar en horribles halitosis; son unos locos bastante menos felices, pero, coño, es que los demás siempre les hacen la vida imposible, que no hay derecho…

Un esquizoide prototípico podría ser, se me ocurre ahora, Punset, el de "Redes", que siempre parece feliz, demasiado feliz. Y un ejemplo de paranoico, el mismísimo Luis Aragonés, master en simpatía por la Universidad Popular de Hortaleza.

¿Que las dos clases son de locos? Pues claro, ¿qué te habías pensado? ¿Acaso no estamos todos locos? ¿Acaso tú mismo podrías arrojar la primera piedra? Vamos, confiesa, y responde a esta pequeña encuesta.



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