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miércoles, 5 de septiembre de 2007

Héroes


(para Graciano Llamazares)


Morir de vacaciones, en plena playa, es algo horrible. Aunque extremadamente sencillo: una distracción, un poco de temeridad o exceso de confianza, y Caronte te acomoda en su barca. Han sido varios los casos este verano, y sobre todo en Levante, en un mar que parece plácido y seguro.
Pero fueron los fallecimientos lo que me llamó la atención —las muertes inútiles y estúpidas siempre nos tocan, pero ¿acaso no son todas las muertes inútiles y estúpidas, igual que todas las vidas?— sino que en todos los casos hubo algún héroe anónimo que arriesgó su vida para tratar de impedir el ahogamiento. Con nefastos resultados, en alguna de las veces.
Héroes. ¿Cómo no quedar fascinado ante semejante rapto de valor y generosidad? ¿Qué empuja a alguien a poner en riesgo su integridad para salvar a un desconocido? ¿Es puro altruismo? ¿Es un impulso irresistible de hacer el bien? Porque todos sabemos que existen los impulsos irresistibles, pero suelen llevarte más bien a hacer el mal —«tentaciones», se les llamaba antiguamente—.
Luego, cuando les preguntan, suelen responder que, en aquel momento, no pensaron en nada: simplemente, actuaron, siguieron una reacción natural. No sé que opinaría el bueno de Hobbes de todo esto, pero es curioso que, al final, estos héroes resulten ser policías, bomberos, sanitarios... Personas que también en el día a día se ocupan de los demás.
Yo no sé qué haría en una situación semejante. Por supuesto que por alguien querido se corre cualquier riesgo, pero ¿qué ocurriría ante un desconocido en peligro? ¿Me descolgaría de un viaducto de la autovía, como sucedió hace poco? ¿Me arriesgaría a que me llevase mar adentro la misma resaca que arrastra a otro? Supongo que es algo que no se puede predecir: hay que experimentar la situación para descubrirlo.


Aunque también hay otra clase de héroes. Héroes que reciben mucho más reconocimiento. La historia está llena de ellos: en cualquier guerra perdida siempre hay unos cuantos.
Recuerdo una charla de Javier Cercas, acerca de sus soldados y la Guerra Civil; habló de su admiración por aquellos muchachos que luchaban por un ideal, que se enfrentaban permanentemente a una muerte casi segura. Y era precisamente su valor lo que les envidiaba.
Sin embargo —y obviando todo el romanticismo de nuestro republicanos—, no sé si las guerras producen héroes, realmente. Porque mientras escuchaba a Cercas hablar de valor, no podía evitar mascullar las palabras de Boris Vian: «Un héroe es alguien que ha realizado muy lejos de casa una serie de actos que en su propio país le hubieran llevado a la horca o al presidio».
Y del héroe de a pie nadie se acuerda; de quien se sobrepone a las desgracias del mundo, se vacía en empleos estériles, se sacrifica por los suyos, sufre las injusticias, remienda su rutina y, al final, se va sin un ruido. Todos tenemos conocemos de estos héroes, ¿verdad?




9 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Hay otra clase de héroes que aparecen en situaciones tan cotidianas que ni siquiera pasan del anonimato. Suelen ser héroes con acciones heroicas mantenidas en el tiempo. En este caso no se mueven por impulsos, sino por motivaciones como, por ejemplo, el amor. Estoy pensando por ejemplo en la mujer de un amigo mío que por amor renunció a su rutilante carrera profesional y le ha seguido por medio mundo.
Quizás me he salido del tiesto, no lo sé.

Desesperada dijo...

yo no sé si sería una heroína. no lo sé. siempre tiendes a pensar que sí... pero en el momento de la verdad no todos somos capaces.

vaywatch dijo...

c

Anónimo dijo...

Arriesgar la vida sabiéndolo seguro que es complicado pero en esas circunstacias muchas veces no lo sabes. Yo he sacado a dos personas del agua, una vez en un pozo (con poco más de 12 años a mi prima de 14) y otra en Sopelana a una chica que la había cogido la resaca. Ninguna de las dos veces me plantee en ese momento que estuviese jugándome el tipo, de eso me di cuenta después cuando ya no quedaba remedio y había que solucionar el problema como fuese (por suerte lo hice como atestiguan estas letras).

vaywatch dijo...

Una pena que ahora los héroes sean de fogueo. Hoy en día se hacen epopeyas de momentos puntuales que sabemos perfectamente que dentro de unos mese s se olvidarán. O hacemos héroes a los muertos por el sólo hecho de morir.

Anónimo dijo...

ay, los héroes... para mi eran esos brigadistas que atravesaron fronteras prohibidas para luchar por la justicia de unas pobres gentes que se revolvían bajo las botas del fascismo, bombardeados por aviones alemanes y degollados por cuchillos marroquíes... por ejemplo.
pero claro está, hoy, aqui y ahora, para mi no hay duda: madre no hay más que una, y la mia es mi ídolo (como ejemplo de lucha y sacrificio por los demás, en este caso que nos ocupa, digo).
un abrazo!

Anónimo dijo...

Caray Dondado, qué callado te lo tenías (no puedo evitar añadir la típica guasa: ¿qué tal estaba la chica de Sopelana?).
Los héroes y las guerras, sí que es un tema chungo, sí, muy buena la frase de Vian, no la conocía.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Amigo Mariano:
Qué te vas a salir del tiesto, hombre. Precisamente esos héroes anónimos son los que más reconocimiento merecen, aunque nunca lo reciben.
Un abrazo (¿Ya estás de nuevo en el zulo?)

Desesperada:
A mí también me pasa lo mismo, no sé qué haría. Pero creo que tú tienes mucho valor: hay que tenerlo para ser una periodista independiente (y especialmente lo digo en el sentido empresarial).
Bicos & sobaos.

Valen:
¿c?
¿no puede ser "a"?
No, en serio, tienes mucha razón. Pero lo de los "mártires" debe de ir en nuestra naturaleza, no sé. Como lo de hacer ídolos para luego derribarlos.
Un abrazo.

David:
¡tío, eres un héroe de verdad y yo aquí bacilando sobre si los hay o no! Lo del pozo no sé, pero jugársela en el mar suena de lo más arriesgado. Espero que aquí el amigo Julián tenga razón, y que el rescate, además, tuviera recompensa...
Por cierto, ¿nos vemos en el Beers'n Blogs de Cachuco?

Rakel:
A mí también me conmueve cualquiera que luche por la libertad, pero cada vez valoro menos a los que lo hacen con las armas en la mano. No sé, será que uno se ablanda con la edad, y pierde espíritu revolucionario. Y empiezas a pensar en las madres y en los padres... así no vamos a ganar la guerra nunca, ¿verdad?
¿Sigues en León, por cierto?

Juli:
Bandido, eres un crack: sex, beer and r'n'r, ¿eh?
Claro, luego no se cree nadie que eres un intelectual serio, doctor y demás...
Un abrazo.

Olalla Díaz dijo...

Para Héroes los que hacen que nuestros días funcionen, desde el panadero hasta el señor que pone las calles, todos los días están...

Yo siempre he pensado que ante un situación en la que actuar como heroína metería la pata fijo, haría eso que siempre recomiendan no hacer en el caso.

(Bonito cambio de imagen)