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jueves, 14 de junio de 2007

Guapos contra listos


Al parecer, a los plastas de siempre ya se les ha ocurrido la nueva telechorrada del verano: un realitichou en el que compitan listos contra guapos. Venía ayer en la prensa, de verdad, no me lo estoy inventando. En realidad, ni siquiera es nada original: como siempre, en los EEUU ya se ha hecho.
¿Que no tiene gracia? Por supuesto que no. Pero es que tampoco tiene color: van a ganar los guapos, de calle. Vamos, yo lo tengo clarísimo.
Ambas son cualidades innatas —aunque algo se pueda hacer por mejorarlas, claro—, pero la belleza despierta admiración y deseo, es un valor en alza. La inteligencia, en cambio, cotiza a la baja: todos creemos tener el capital suficiente. Como escuché en un bar: "la gente se queja mucho de su suerte, pero nunca de su inteligencia".
Y es que, ¿quién quiere tener cerca a un "listo"? No, no al listillo que levanta la novia, te copia en el examen o te adelanta por la derecha, no a ese tampoco. Pero un listo, uno de verdad, capaz de analizar la situación, interpretarla y actuar en consecuencia; uno de esos que te va a dejar en feo al demostrar, aunque sea sin querer, que te da mil vueltas, que te gana en eficacia y que hasta sabe lo que vas a hacer mucho antes de que lo sepas tú. ¿Listos? No, gracias. Son mucho mejores los guapos. Bueno, en realidad, las guapas.
Porque los que nos preocupamos de verdad por el asunto somos los varones. Las chicas —que también tienen lo suyo, pero menos— son capaces de ver más allá del envoltorio, y no es raro ver cómo se sienten atraídas por hombres brillantes de aspecto más bien ramplón: Es el atractivo de la inteligencia.
Pero, como eso no tiene signos físicamente visibles, ni en el busto, ni en la cadera, ni en el trasero, pues a nosotros como que no nos hace tanto efecto, lo que viene a demostrar que, al menos en ese aspecto, las mujeres son mucho más espabiladas que nosotros.
¿Que no? Fíjense hasta donde alcanza su superioridad, que una mujer medianamente inteligente es capaz de arreglarse de tal modo que resulte atractiva; una mujer inteligente es incluso capaz de superar las limitaciones estéticas y seducirnos utilizando simplemente el morbo. Sin embargo, un tío, por muy guapo que sea, tiene serias dificultades para no quedar como un zopenco en cuanto le den la más mínima oportunidad.
¿Ustedes creen que Woody Allen o Fernando Savater tienen problemas para ligar? Y, por el contrario, ¿ustedes creen que la portavoz del gobierno tiene alguna posibilidad de pillar, aunque sea la única fémina en una convención de divorciados salidos? Pues es difícil calibrar quien es menos agraciado.
Pensemos en la ya manida anécdota de Einstein y Marilyn Monroe; ¿se lo imaginan a la inversa, con Rodolfo Valentino entrándole a María Zambrano? ¿A Borrell poniéndole morritos a Cristina Almeida?
Y es que esa combinación de belleza e inteligencia, así pensada, como de laboratorio, suena a experimentos de Mengele, por lo que da mucho yuyu. Lo de los cruces genéticos no es algo muy fiable; es divertido, sí —sobre todo si se pasa del "vitro" y se hace a la antigua usanza, a lo clásico–, pero no garantiza resultados.
Aún así, seguro que hay personas capaces de ser bellas e inteligentes a la vez.
Y ahora no estoy pensando en aquellos que dan una doble imagen, de capacidad intelectual y atractivo físico, como los actores, presentadores y demás fauna de los medios de comunicación. No, estos no cuentan, porque aunque digan —raramente, es cierto—, algo brillante, tienen detrás a alguien —muy oscuro, casi negro—, que se las ha escrito. Imaginen la historia romántica de un principito que escucha embelesado a una presentadora de televisión: seguro que se quedó prendado de su retórica, pensando: «¡Vaya! Si sus discursos son casi tan buenos y profundos como los míos!». Claro que, también ahí, se busca que las mujeres luzcan perfectas, a lo Teresa Viejo, mientras que, para los varones, con cualquier Carrascal o Sánchez Dragó sirve.
Luego está también el asunto del gusto, porque, como dice la sabiduría popular, «el que a feo ama, guapo le parece». O sea, que lo mismo se trata de un problema de dioptrías y no nos hemos dado cuenta.
Aunque también hay que tener en cuenta cómo entendemos cada uno la inteligencia; para esto yo conozco dos posturas, básicamente —aunque seguro que hay más—:
Por un lado, los que sostienen que para ser inteligente hay que ser buena persona. Esta visión de la humanidad defiende que ser "bueno" no sólo es posible, sino más práctico, e incluso, la única postura inteligente ante la vida.
En el rincón contrario, los que están convencidos de que las personas, cuanto más inteligentes son, más se aprovechan de los demás y se vuelven peores personas, siempre buscando el beneficio propio, o el mal por el mal. Curiosamente, esta reflexión siempre se la he oído a personas que me parecieron extremadamente inteligentes, aunque no tan malas personas.
En fin, que les animo a todos, amigos lectores, a presentarse a ese concurso de la tele. Lástima, eso sí, que tendrán que ir todos en el equipo de los listos, y visto cómo funciona el rollo ese de la tele, no tienen bola que rascar: ganarán los guapos, seguro. Y cuanto más mala persona sean, más éxito tendrán. Lo mismito, lo mismito, que pasa en la calle.

14 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Es que a mí por tele me viene poco, y por realitichou no me viene nada. Y en este en concreto no podría concursar. En el de los guapos ni de coña (en el casting lo mismo hasta me tiran palomitas) y en el de los listos menos. El año pasado me matriculé en Tertuliología y suspendí todas...

Desesperada dijo...

joer cómo está el patio. pero me ha encantado esta entrada, tienes toda la razón, en esta vida prima más la belleza, sobre todo en los hombres. me encanta que este análisis lo hayas hecho tú, si lo hago yo dirán que soy una feminista impenitente, que lo soy, je je, pero creo que lo que tú describes es la pura realidad. pero... nos va a costar mucho cambiar las cosas, sobre todo mientras haya lerdas a las que les encante conseguir cosas por estar buenas, que haberlas haylas! bicos.

mgqseaml dijo...

Yo aparte de leerlo en el periódico lo he oído en la radio, pero en la radio decían que sólo podían participar guapos que además fueran "tontos" e inteligentes que además fueran "feos".
Acaso los que hacen estos programas no se dan cuenta de la cantidad de combinaciones posibles que hay?
Aunque yo creo que ganarán los inteligentes, por una sencilla razón, porque aunque nadie se puede abstraer del 80% de información sensorial que recibimos que es visual(excepto invidentes claro), casi nadie reconocerá que se fija antes en el físico que en el interior.
Hoy me he explayado con el tema, me lo estás pegando, jaja
Besitos
P.D.: Yo creo que mariano va mejor en el equipo de los "malos" (y no he cerrado los ojos)

Ing. Cardioide dijo...

Por eso uno es guapo y listo jajajaja :P Naaah para nada.

Sí, el mundo se guía por la belleza de las personas, aunque creo que va disminuyendo eso y no lo sé con certeza.

Lo peor es cuando hay gente fea y tonta! :S A esos ya los llevaron al baile :S jaja

Aloha! Saludos!

Lalo.

rakel dijo...

ola!
buena entrada, y tan politicamente correcta...

por cierto, que viva el feminismo(mejor cuanto mas impenitente)
bjs

Neres dijo...

Una vez salí con un chico bastante guapo que cada 5 min me hacía la misma pregunta, y pensé, no vale la pena aburrirme tanto por el placer de verlo. Creo que no hay nada más feo que la gente guapa que cree que por serlo se puede prescindir de las neuronas, si bien es cierto la cara les abrirá algunas puertas, la boca les cerrará otras.

yo más bien mido en simpático o antipático, de la cara ya no me fío tanto. Y a la charla con una buena taza de café, le importa menos.

Aunque bueno, luego hay cada cosa linda en la calle. Pero una solo se entretiene un rato a verlos, no se si te los llevarías a casa.

un saludo.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Mariano:
Por lo que tengo leído de tu blog, creo que tendrías cuerda, y de largo, para debatir en cualquier mesa. Otra cosa es que, para sacar las oposiciones a opinólogo tengas que aprobar los exámenes de "viperinismo", "lameculeo", "inquina", "cinismo", "frivolidad" y otras indignidades varias, para las que, sinceramente, no te veo nada preparado.
Un abrazo.

Desesperada:
Gracias a ti por darle la vuelta al argumento: si digo yo eso de las "lerdas"... en fin, me callo, que no quiero que me despellejen.
Bicos y sobaos.

Mayte:
No le busques lógica: es un programa de la tele. Veo que eso de la incontinencia escrita es contagioso, ¿eh?
Por cierto, que menudo recadito que le mandas al amigo Mariano...

Lalo:
Tú eres un fenómeno, chico: guapo, listo, ingeniero... Yo de mayor quiero ser como tú. O eso, o que me lleves al crucero ese que contabas hace unos días.
Un abrazo.

Rakel:
Me dejas hecho polvo con lo de la corrección política... Por cierto, ¿por qué les llamarán feminismo/machismo, y no hembrismo/masculinismo?
Un abrazo.

Neres:
Tu historia del chico de los 5 minutos es el ejemplo perfecto; seguro que el chico les contó a sus amigos: he salido con una chica bastante guapa, pero cada cinco minutos se empeñaba en mantener una conversación seria...
Ahora, eso del paisaje, es verdad que gana mucho con una buena decoración. Pero luego, en cuanto les pones voz a los muñecos, la cosa —por más linda que sea— suele acabar perdiendo bastante.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Analisis cargado de aplastente lógica, imposible no estar de acuerdo. Solo un matiz, una persona inteligente, jamás podrá ser feliz ... y tiene su lógica ...

Un saludo, encantao!

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Amigo Wilde:
Eso no me lo dices en la calle... Esto... quería decir: Eso tendrás que explicarlo mejor. ¿Cómo no van a poder ser felices los inteligentes?
¿Es que la lógica tiene efectos secundarios, o algo así?
Por cierto, encantado yo, muchas gracias por la visita.

Anónimo dijo...

María Teresa Fernández de la Vega no es la portavoz del Gobierno, es la Vicepresidente Primera y Ministra de Presidencia. Está doctorada en Derecho, experta en Derecho Comunitario, es juez y habla varios idiomas.

Vale, y no es Miss Su Barrio.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Estimado Anónimo:
pues eso, justo lo que yo decía: es una mujer muy brillante intelectualmente y con mucho éxito profesional, pero no es precisamente una modelo.
Por cierto, según la página web oficial del Ministerio de la Presidencia, SÍ que es la portavoz del gobierno.

Anónimo dijo...

Hombre, también hay que tener en cuenta que la belleza es subjetiva, y que depende mucho de la inteligencia, es una cuestión de simbiosis. A veces alguien que uno considera horrendo otro lo ve hermoso (a veces porque lo conoce, a veces porque no lo conce). De todos modos, en un concurso de guapos contra listos, los que juzgan son los tontos y los que votan los feos.

Anónimo dijo...

Pues yo voy a rizar el rizo y hacer amigos :)

Si me pregunto si quisiera ser más guapa o más lista, lo tengo claro: más guapa. Y es así. Lo tienen más fácil. La imagen te abre puertas tan cercanas como la del trabajo, reuniones, ascensos, parejas, vida social en general, caen mejor ...

¿O no le perdonaríamos alguna tontería a Clooney, Clive Owen, o Eduardo Noriega, ...?

La belleza da mucho poder. Y si una persona no tiene mucho cerebro, ¿por qué no va a utilizar sus armas de belleza?

Me he extendido mucho y más para ser mi primera visita, lo siento!
Muy interesante tu blog. Saludos!

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Bienvenida, CastaDiva.
Muy interesante tu punto de vista; casi me entran ganas a mí también de pedir que me hagan más guapo —por cierto, ¿en qué ventanilla se podrá solicitar eso?—.
Y nada de disculpas por extenderte, estaría bueno. El próximo comentario, de 100 palabras mínimo... :-)
Vuelve cuando quieras, y gracias por tus aportaciones.