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jueves, 5 de julio de 2007

El calambre del escritor


Ya lo he contado en otra ocasión: durante años fui incapaz de escribir. Y fueron muchos años; diez, para ser exactos.
Supongo que de ahí procede mi actual incontinencia, con este derroche de textos que día tras día vuelco en este blog. Justicia poética, podría decirse: compenso ahora la sequía creativa de una década.
Sin embargo, siempre me preocupó el motivo de mi temporada ágrafa. ¿Había perdido la chispa? ¿No tenía nada que contar? ¿Se me secó el cerebro? Pero claro, visto que lo de la chispa es relativo, que lo de tener o no tener algo que contar no es obstáculo para escribir páginas y más páginas —y, a quien quiera comprobarlo, le remito a los 101 artículos precedentes en este mismo blog—, y que el asunto de las meninges en plan ciruela pasa hubiera sido un estado irreversible, no me quedaban muchas explicaciones para el silencio.
Hasta que, hace unos días, un familiar me hizo llegar un recorte de una revista. Cierto que la fuente no era muy fiable —las páginas de curiosidades de una revista femenina—, pero el contenido me resultó de lo más interesante: hablaban del «calambre del escritor».
Yo ya había oído algo por ahí —como del «codo de tenista», «el pie de atleta» y el «ojo de buen cubero»—, pero no tenía ni idea de que fuera una dolencia identificada, diagnosticable e incluso tratable.
Desde luego, hay que ver qué bien suena: "calambre del escritor". Si es que se me llena la boca al pronunciarlo. No es que yo fuera un vago, no; es que tenía "calambre del escritor", claro. Ahora encaja todo.
Total, que me puse a investigar más y resulta que también tiene un nombre pomposo, de raigambre clásica: "distonía". Y hasta una sociedad de afectados, la Asociación de Lucha contra la Distonía. Le echo un vistazo a su página, y descubro que:

El calambre del escritor es una distonía focal de la mano con contracción de músculos de mano y brazo, durante el acto de la escritura. La mano puede contraerse tan fuertemente que no puede moverse. Tan pronto como se abandona el instrumento de escribir se relaja. Bajo esta denominación se incluyen las distonías en músicos de diferentes instrumentos que requieren delicados movimientos con los dedos.

Perfecto. Así me pasé yo tanto tiempo negado para la literatura: era una imposibilidad física. Recuerdo que me ponía a escribir una crónica periodística o una carta a mi abuelo y no había problema. Pero en cuanto quería emprender un relato, una novela o cualquier asunto creativo... aquello era el fin del mundo: me retorcía sobre mí mismo, la mano se me quedaba rígida, me fallaba el riego cerebral... un desastre, vamos.

Pero ahora la ciencia ha venido en mi auxilio, para demostrar que todos los reproches que tuve que soportar por parte de amigos y familiares eran completamente injustos: no es que no me diera la gana escribir, es que existía una fuerza superior que me lo impedía. Y ellos machacando: que si es una pena, que si no sé cómo no te da vergüenza, que si estás echando a perder tus mejores años. Y ahora, ¿qué? ¿Se van a atrever a criticar a un pobre enfermo.

Claro, yo sufrí un calambre. Un episodio severo de «calambre del escritor», que me tuvo diez años apartado de la literatura. Ahora todo encaja.
Todo encaja, siempre que nadie se entere de que yo no escribo a mano ni la lista de la compra, claro. De que yo escribo a máquina desde los catorce años. Pero bueno, ¿quién va a enterarse?


PS. Del «bloqueo del escritor» y del «miedo a la página en blanco» hablaremos otro día; uno que esté menos sensible.

12 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Pues yo sí que escribo a mano. La relación del bolígrafo y el folio en blanco no la cambio por nada. ¿He dicho folio en blanco? Joder, perdón, se me ha escapado...
Del bloqueo del escritor está prohibido hablar. Es una norma de la Asociación de Escritores Temporalmente Bloqueados, de la que me enorgullece ejercer de forma temporal su secretaría (digo de forma temporal para que no me dé el calambre de escritor, pero no en la mano, sino en el cerebelo...).
Veo que empiezas la segunda centena de manera magistral. No hay nada mejor para los calambres que ejercitar la zona...

Anónimo dijo...

El anónimo del primer comentario también debe de tener el alambre ese...

Desesperada dijo...

ja ja ja ja ja, tú no le digas a nadie que escribes con ordenata y ya está! te puedes creer que yo he tenido ese calambre? de adolescente, cuando llenaba hojas y hojas con mis cuitas depresivas, me pasó en varias ocasiones algo parecido, dolía de collóns! Bicos y sobaos!

uminuscula dijo...

oh, estás sensible
un abracin

PatyC dijo...

Muchas veces es necesario tomarse un descanso...claro diez años es bastante pero que bueno que te encuentras compensando por el tiempo perdido! Hola Chico!

BETTINA PERRONI dijo...

10 años!... ya lo sabía!, lo había comentado anteriormente y pensé: "fue solamente un break"... pues yo le acompaño diciendo que si, que fue ese calambre que le imposibilitó...lo bueno que tiene cura! :)

rakel dijo...

ola!
asi que calambres? jajajajaja
yo creo que lo de los 10 años en blanco, es como un periodo refractario, recuperando fuerzas para despues arrasar...no?
bjs

Anónimo dijo...

Me parece que el calambre que tenías no era físico.

Saludos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Esto de los calambres es muy socorrido. A mí me dan continuamente y por las cosas más tontas. Igual nadie se lo cree, pero si a tí te ha funcionado durante diez años... Saludos cordiales.

Cripto dijo...

¿Hemingway? ¿te has basado en él? ¿sabes de lo que hablo? Hemingway dejó de escribir durante diez años.

saludos desde el infierno.

Anónimo dijo...

por si alguno, con el pasar del tiempo se encontrara con este artículo y se identificara con lo que se cuenta en él ... hay un medicamento homeopático llamado GELSEMIUM SEMPERVIVENS (jazmín amarillo) que está indicado para esta dolencia física de origen psicosomático.

Anónimo dijo...

Hola!estoy alucinada,en estos 28años, no sabia que lo que me pasaba tuviera un nombre.pensaba que me pasaba eso,porque l escribir tan rapido,me daba calambre,y total que se llama el calambre del escritor.
A mi siempre me ha gustado escribir cartas,pero si me ponia a escribirlas rapido,me daba calambre,lo demas no.
Y ahora como casi no escribo mejor.me pasaba igual,cuando tocaba el acordeon muy rapido y con fuerza.ke fuerte! He quedado sin palabras.He leido lo de la distonia,y pone que puede tener influencia con algun traumatismo en la niñez,eso es verdad?