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jueves, 12 de julio de 2007

Economía para torpes


Hace muchos años, en una escala en el aeropuerto Charles de Gaule, me acerqué al quiosco de prensa ansioso por comprar algún periódico español —a Alemania, entonces, llegaban ya caducados, con tres días de retraso—. Sin embargo, en cuanto vi la portada de El País me quedé paralizado. Decía, literalmente:
«Los gobiernos europeos se comprometen a acabar con los parados.»
Así, como suena. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo: yo era uno de esos "parados europeos" con los que querían terminar. Nada de eliminar el desempleo, no, eso sería demasiado tonto; vamos a apostar por algo mucho más radical: exterminar a los parados.
Ni que decir tiene que ya ni compré el periódico, ni nada: me largué de allí lo antes posible, pensando en cómo encontrar un empleo; es decir, en cómo salvar el pellejo. Lo curioso es que alguna conexión neuronal de mi cerebro debía de andar algo averiada y acoplarse, porque lo que acabé haciendo con todo el asunto fue escribir un poema —que espero que algún día vea la luz de la imprenta—.

Bueno, pues, después de tanto tiempo, por fin me he dado cuenta de lo infundados que eran mis miedos. Este lunes asistí a una conferencia sobre economía, que me aclaró algunas dudas que no tenía y aprendí varias cosas que tampoco quería saber. Genial, ¿verdad? Pues sí, especialmente cuando el ponente —el subdirector de no sé qué importantísimo departamento del importantísimo Banco de Santander— nos explicó, en lenguaje llano, qué pasa con el paro en las economías "avanzadas".

Dijo, así, sin ruborizarse, que era malo que el paro fuera bajo: cuando cae el paro, hay menos trabajadores disponibles y las demandas salariales aumentan. Es decir, que si baja el paro descienden los beneficios. Los beneficios de las empresas, por supuesto. Más claro no se puede ser, ¿verdad?

Por eso, cuando estos días leo las promesas postelectorales de algunos políticos, en especial una que asegura que «en esta legislatura conseguiremos el pleno empleo», no sé si reír o llorar. Porque, después de haberle visto la cara —la de verdad, no la que nos venden en los medios de comunicación— al neoliberalismo, es evidente que, quien promete eso, o es un cándido bienintencionado, o un cínico integral.

O igual soy yo el cándido, como me decía Pilar mientras le contaba todo esto: «Bueno, chico, si eso ya lo sabías... lo único que pasa es que no te gusta oírlo». Y quizá tenga razón: no me gusta oírlo. Casi prefiero vivir engañado.

Pero, al menos, nos queda un consuelo: los parados europeos pueden dormir tranquilos: a la economía mundial le interesa que sigan existiendo. Así que, por el momento, no van a "acabar" con ellos. Algo es algo, ¿no?

12 comentarios:

Viguetana dijo...

Pues la verdad es que sí, que a veces apetece vivir algo engañado...
Y pensar que yo tuve incluso mala consciencia la única vez que estuve en el paro ¡¡por 15 días!!
Buena entrada.

Desesperada dijo...

coño, pero cómo no se me había ocurrido antes esta perversa tergiversación de la realidad! dios, qué mundo.

Mariano Zurdo dijo...

Llevo diez minutos tragando saliva. Glub. Yo es que tengo mentalidad de parada aunque esté currando con mi contratito indefinido y todo, fíjate tú que mono (en contratito, que no yo). y me he visto exterminado por el rodillo europeo y luego salvado por el neoliberal santanderino (no tú, ¿eh?, me refiero al jerifalte banquero).
Sea como fuere, lo que es una realidad es que los trabajadores-parados somos unos tristes peones necesarios para equilibrar el tablero de ajedrez.
Un abrazo semiparado.

Anónimo dijo...

Yo fui masticado por las fauces de esa economía neoliberalista y, por tanto, absorbido por una empresa expansionista. Total, que a veces me veo en la tesitua de buscar gente, y siempre procuro dar empleo a los desempleados; pero claro, que si con ello estoy nadando contracorriente de las tendencias beneficiosas para mi empresa, empezaré a fichar tránsfugas. O a lo mejor me despido a mí mismo, y así consigo que en mi próximo trabajo las condiciones salariales sean más ventajosas para las empresas y me contraten primero.
My ball is going away...

Anónimo dijo...

Excelente texto. Dejas al descubierto los mecanismos -perversos, para qué ahorranos el término- de este felicísimo sistema que nos ha tocado en suerte. Menos mal que ya lo sabíamos y que llevamos tragando ya casi treinta años, que si no se me revuelve el filete. What a wonderful woooorld...

rakel dijo...

ola!
ay, eso que has descubierto no es ni la punta del iceberg...atroz es la fiera capitalita. cero que si dejan morir a las personas en veneficio de compañias farmaceúticas, por no ahondar mas en las tragedias. asi que dejar a los parados ahi, si más, pues no parece tan terrible, no?
:S ,puag!

bjs!

Iván dijo...

Yo de mayor quiero se economista. Para no tener ningún remordimiento por jugar con las ilusiones y deseos de los que tengo por debajo de la escala social. Al fin y al cabo es el dinero el que mueve el mundo. Y no el poco que podamos ganar con nuestro insufrible esfuerzo de hormiguita trabajadora. Muchas veces he deseado ser un parado. Para no tener que preocuparme de los madrugones y la hora de salida de mi monótono trabajo. Y ahora me he enterado que no es solo un fugaz deseo por mi parte.
Si es que el mundo está en manos de cuatro. Y tres de ellos son los que lo empujamos.

estilografic.blog dijo...

La economía consiste en eso, en conseguir que aceptemos cosas que de otra manera serían inaceptables. Pura magia.

uminuscula dijo...

lavorare stanca, ;)

Filisteum dijo...

Se les llama desempleo flotante o estructural.

Se considera desde la teoría clásica que si esta masa de mano de obra es superior al 6% se resiente el consumo, con lo que hay que darles trabajo como sea.

Siu la masa de desempleados es inferior al 6 % entonces se producen rigideces en el mercado laboral, aumentan los salarios y disminuye la competitividad delas empresas, con lo que la solución más práctica es abrir las pueretas para que entren inmigrantes, especialmente de países pobres, que son los que más presionan a la baja los salarios.

Y ahora, explícame tú por qué lso sindicatos y los partidos de izquierdas están a favor de abrir las fronteras...

Porque la razón por la que podrñian estar a favor conservadores y lberales es obvia, pero los otros, ¿por qué?

David dijo...

Bueno, es que el lenguaje económico es un poco curioso:
pleno empleo = tasa de desempleo natural = % de la mano de obra disponible en una sociedad necesaria para que la maquinaria económica funcione a plena potencia.

Pleno empleo no es 0% de paro. En el caso de España el pleno empleo creo que anda por el 6%.

Lo de las subidas salariales trae también aumento de inflación, pero... si la inflación está ahí, ¿qué mas da? Prefiero que suba por subidas generales en los salarios a que suba por cualquier chorrada, que es lo que suele pasar.

Hace poco el director del Banco Central de España hablaba de "moderar los salarios" para combatir la inflación.

Me parece una medida muy correcta. Deberíamos empezar con él y con la gente que tiene salarios de 6 o más cifras anuales. No con los currantes que cobran 12.000 euros al año.

Anónimo dijo...

Economía liberal...