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miércoles, 18 de marzo de 2009

Digital o digital

Esta semana mi periódico, el diario Alerta, ha decidido modificar su estrategia en internet, y a partir de ahora ya no será posible acceder gratuitamente a la edición digital.
Doctores tiene la Iglesia, pero me da a mí que, visto el carrerón de elpais.com en payperview (o payperread, vamos)… Y precisamente ahora, cuando hasta los boletines oficiales han decidido pasar del papel y centrarse en versiones digitales y de acceso universal.
En fin, que sobre eso habla mi última columna de la sección de cultura. Y, como ya pocos vais a poder leerla, aquí la transcribo:


El lento ocaso del papel


El gobierno regional ha anunciado que el BOC dejará de publicarse en papel, y a partir del próximo año el boletín sólo se editará en formato digital, accesible a través de internet. Un anuncio esperado, lógico y temido. Esperado, porque sigue la senda abierta por el BOE, y a la que poco a poco se sumarán todas la administraciones. Lógico, ya que las cifras “cantan”, y no se puede dar la espalda a las tendencias globales ni a la mecánica tecnológica. Y temido, puesto que significa una advertencia para las artes gráficas –y para la cultura libresca, en general– de que el cambio de impreso a digital es irreversible.
Parece indudable que la “conversión digital” sea buena: el ahorro en medios materiales y tiempo es considerable. Sobra la carísima maquinaria, se acortan los plazos de producción y, de paso, se contamina menos. El usuario puede acceder a coste cero, sin restricciones geográficas ni de horario, y además se evitan los problemas logísticos del medio impreso: transporte, almacenamiento, distribución, etc.
Pero el negocio no es tan redondo, al menos en su saldo social. Y es que el mundo de la impresión supone un tejido económico de gran importancia, cuya supervivencia está en entredicho. Podemos hacernos lenguas del reciclaje profesional, de los nuevos yacimientos de empleo y de las oportunidades de la crisis, pero lo cierto es que la “reconversión digital” está golpeando de lleno al sector más inesperado: la prensa. Y es que cada día nos desayunamos con el cierre de algún diario, con los recortes de plantilla, o con soluciones “creativas”, como la de The Iris Times, reduciendo los salarios de directivos y mandos intermedios.
En cualquier caso, es evidente que algo sucede cuando han desaparecido hasta los periódicos gratuitos que hace un año atestaban los buzones. Nos guste o no, se trata de un proceso inevitable, en el que mandan las cifras. Tal como han desaparecido las enciclopedias y los manuales de instrucciones impresos, también el papel prensa está en peligro. Pero que nadie se alarme: bastará con saber coger el paso a los tiempos, y plantearse la alternativa digital. O darse al fetichismo, como los coleccionistas de vinilos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

lo que le faltaba a Alerta, si su edición digital ya estaba de capa caída con esto va a quedar sólo para sus auténticos fieles. Económicamente es un suicidio aunque tal vez la cuestión es que ya lo han dado por perdido y prefieren dejarse de líos y amarrar unas decenas de euros que les lleguen de algún despistado

Víctor Manuel dijo...

Yo creo que está bien y que los periódicos deben dejar de regalar su contenido. Todo cuesta.

Anónimo dijo...

Pues por mí, las radios, tan mentirosas y pedestres y manipuladoras como casi todo en los diarios de papel
o lo digital, que es mi forma de hacer desde hace dos años y algo...
y el look lo cambié, Javier, o no me has visto en las nuevas fotos?

noemi dijo...

Pues es como el chorrito, se "hacía chiquito, se hacía chiquito"..... tendrás que pararte en otra piedra diferente ahora :)

osanemeterio dijo...

Es un error. Lo que tendrían que plantearse, alguna vez, es tener una web en condiciones, ya que el día que desaparezca el papel, que llegará, estarán aún más a la zaga de lo que ya están.

Un error con mayúsculas.