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viernes, 27 de febrero de 2009

Notas de lectura: Michael Rockland, "La cultura popular, o por qué estudiar basura"

Será por la inflación de títulos, supongo, o quizá es que hay tanto bueno que leer, y tanto que aprender, que no da tiempo a todo, pero no deja de resultar curioso recomendar un libro no sólo desconocido, sino además "viejo" —y eso, sin tener en cuenta que mi mesura particular para tiempo y libros anda algo averiada desde hace tiempo, pues los ochenta no se me hacen tan lejanos—. En fin, al lío.

El desconocido autor es un profesor universitario estadounidense –de esos con segundo nombre a lo Elvis, aunque me da por distintos motivos— llamado Michael Aaron Rockland, que da clases en Nueva Jersey sobre Estudios Americanos, y que en sus años jóvenes fue agregado cultural en las embajadas americana de España y de Argentina.
Y digo que el libro es viejo porque se publicó en 1996, pero el texto es aún anterior; imagino que es la última versión de una conferencia que fue dando por medio y que se titulaba casi igual: American popular culture or Why study trash? La edición (bilingüe) corre a cargo de la excelsa Universitas Legionensis, con un diseño más 80's que 90's —que esperemos que el cielo algún día le perdone al culpable—, dentro de la colección "Taller de Estudios Norteamericanos".


¿Y qué tiene de interesante esta antigüedad? Pues todo. Para empezar, Rockland no defrauda como escritor académico, en la mejor escuela de Marvin Harris: estilo llano, buenos ejemplos, argumentación progresiva, temática atractiva... Aparte del hecho de que se le entiende, algo que agradece este lector cansado de la prosa de los santones europeos, tan brillante como impenetrable.

En esta obra brevísima —que casi se lee de pie en la biblioteca, entre el 802 y el 860-3— Rockland se defiende, no sin cierta ironía, de las supuestas críticas de sus compañeros de departamento, que no comprenden su interés por asuntos tan banales como el cómic o el rap. Y argumenta a lo grande: porque la basura de hoy es la alta cultura de mañana. Entonces saca su muestrario, y empieza a diseccionar: ¿los pantalones vaqueros? Pasaron de ser lo que se ponían los granjeros para recoger estiércol a desfilar por las pasarelas de moda, firmados por los grandes diseñadores. ¿El jazz? De los bajos fondos (era una palabra "de cuatro letras") al repertorio de las filarmónicas. Y así con varias manifestaciones más de lo que para unos es "cultura popular", para otros "cultura pop" y para algunos simple basura; o sea, "una puta mierda", que es como solemos definir a todas estas manifestaciones cuando no alcanzamos a comprenderlas del todo.

El asunto es interesantísimo, y Rockland no anda falto de razón; aunque, puestos a tocar las narices, podríamos decir que una cosa es que la alta cultura de hoy no fuera apreciada cuando apareció, y otra muy distinta es que lo que hoy nos parece nefasto vaya a estar mañana colgado en un museo. ¿Algún día se tocarán las canciones de Eskorbuto en el Palacio de la Ópera, y aplaudirán las señoronas con pamela? ¿Consideraremos en el futuro a Corín Tellado como la gran escritora del siglo XX? Me da que esa ley del trasvase basura/cultura no siempre se cumple. Más bien, lo que hay que reconocer es que existen más manifestaciones culturales que las rigurosamente etiquetadas como "cultas", y que el amplio abanico que va desde lo "popular" a lo "vulgar", del mainstream a la contracultura, también reclama nuestra atención y también merece ser estudiado, porque es un reflejo de nuestro tiempo y explica en buena parte nuestra sociedad. Con independencia de que yo no comprenda el rap ni a los pokemon y me lleven los demonios al pensar que a mi hijo le molen, y que la Academia financie atentados hiphoperos contra la obra de Cervantes.

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