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martes, 3 de junio de 2008

Verdades adornadas [microrrelato]


Vera y Franco mantenían una relación maravillosa, basada en su delicadeza a la hora de afrontar la realidad. Cuando él llegaba tarde, Vera decía: “cuánto habrás trabajado, debes estar rendido”. Cuando ella se pintaba demasiado o escogía el peor vestido, Franco entornaba los ojos y afirmaba: “cómo me gustas” y “qué bien te sienta”. Cuando se cruzaban con unas piernas torneadas o con un lobo de mar, los dos se miraban con ternura y susurraban: “te querré siempre”. Todo era perfecto; nunca había una voz, jamás un reproche o un desacuerdo. El día en que Vera abandonó a Franco, le aseguró muy sonriente: “enseguida vuelvo”, mientras cerraba la puerta para siempre.

7 comentarios:

LARUCA dijo...

El viaje no fue con el MBA jeje...Vimos la boca de la verdad que tienes en la foto pero de lejos..visita exprés...

Un saludo

Anónimo dijo...

Buenísimo relato, Javier. Me alegro de leer ficción tuya. Todavía me acuerdo de aquel golpe con las ediciones completas de Quevedo...
:D

estilografic.blog dijo...

Acertaste con el relato y con la foto, ¿eh?

Jove Kovic dijo...

Simplemente colosal...y terrible.

Anónimo dijo...

Muy bueno.

Unknown dijo...

suele pasar, todo está bien hasta que resulta que estaba mal :-) buen relato, me gustan mucho los relatos cortos!y coincido, la foto apropiada para el texto, un saludete

Anónimo dijo...

realmente esquisito,es corto y con gran enseñansa debo desir, por que realmente muestra la adversidad humana en una forma casi de fabula pero mostrandonos tal como somos muy bueno. sigue asi y ojala y lo leñeran los incultos. jajaja va enserio.