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miércoles, 9 de abril de 2008

¿Un mensaje de paz y unidad?


Lamentando las protestas ciudadanas en Londres y París al paso de la antorcha olímpica, al presidente del Comité Olímpico Internacional sólo se le ha ocurrido declarar que «un símbolo de paz y unidad ha sido atacado». Hermosas palabras, tan redondas, tan sonoras... "Paz" y "Unidad". Claro. Claro que sí. "Paz", como la que queda en las calles después de que un ejército cargue sin piedad contra ciudadanos desarmados. "Unidad", como la que tanto adoran en los países ocupados militarmente por vecinos más poderosos. Sí señor, un gran símbolo ése. Aunque, por otro lado, ¿qué iba a decir el presidente del COI cuando le tocan lo más sagrado? Porque para él, como para cualquier particular, lo más sagrado se lleva a la altura del corazón: la cartera, por supuesto.
Le entiendo, cómo no. En su caso, yo también me mosquearía si a una pandilla de antisistemas y neojipis trasnochados les diera por entretenerse apagando la llama que me da de comer —porque los presidentes, a esos niveles, no suelen cobrar sueldos, sino "dietas"; generosas dietas, por cierto, capaces de alimentar a batallones enteros—. Con lo que cuesta traerla desde Grecia, y luego llevarla de Europa a América... que digo yo que la enviarán por internet, porque no va a ser cosa de ir en avión quemando oxígeno, ¿no?
Símbolo de paz y unidad, sí... Qué maravilla. Como la cocacola, que es la chispa de la vida, igualito. La verdad, yo no sé si es que los dirigentes del mundo mundial son unos ingenuos de libro, o si es que están convencidos de que los demás somos todos gilipollas. Porque venir a estas alturas a hablar de símbolos y utopías... en fin.
Puestos a buscar simbolismos, se me ocurre que se podría estudiar el anagrama que utilizan los sucesores de Cubertain, y buscarle tres pies a cada aro.



Para mí que el aro azul va de competitividad. Representa el esfuerzo, el sudor de los atletas, que ejemplifican una característica específicamente humana: el deseo de ganar. Ese "altius, citius, fortius", que en realidad quiere decir ser más rápido que otro, más fuerte, más grande, más rico, más cabrón... En fin, todas esas motivaciones que pueblan la psicología deportiva, que explican los torneos medievales, las peleas en el patio del colegio y hasta el sistema económico capitalista. Lo bonito del deporte, vamos.

El arito negro es un asunto turbio, claro. Me da que lo han puesto ahí para simbolizar los oscuros intereses políticos que se esconden detrás de las Olimpiadas. Un poco al estilo de Laporta y su concepción del fútbol como una forma más de luchar por el independentismo catalán, los Juegos son un escaparate promocional por el que suspiran gobernantes de todo pelaje, ansiosos de chupar cámara a escala planetaria. Y de gratis, prácticamente.

El rojo, el color más vivo y llamativo, debe de estar ahí en homenaje al espectáculo. Porque los Juegos Olímpicos, más que un acontecimiento deportivo, una fiesta de la paz mundial, de la unidad, de los funcionarios de los comités locales y demás zarandajas, son un espectáculo. Espectaculares, sí, pero también un espectáculo como el circo, los fuegos artificiales o las varietés; o sea, un tinglado de entretenimiento que se hace para cobrar la entrada al "respetable".

No podía faltar, evidentemente, el color áureo. Ese doradito que tanto nos recuerda al oro, o a las antiguas rubias más queridas, las pesetas. Y es que el deporte, y especialmente a esos niveles, es un negocio. Un juego en el que todos ganan: Ganan los deportistas. Ganan los entrenadores. Ganan los organizadores. Ganan los jueces. Ganan los políticos. Ganan los reventas. Ganan los vendedores de pipas y refrescos. Ganan las productoras de televisión. Gana los esponsores. Ganan los fabricantes de ropa deportiva. Sólo me queda averiguar qué coño ganan esos espontáneos empeñados en apagar la antorcha.

Para rematar, hay un aro verde. Sólo que en este último el color no es muy importante; nada de esperanza ni chorradas de esas: ése está ahí para recordarnos a todos que hay que pasar por él, que hay que "pasar por el aro". Quieras o no, sea con impuestos directos o indirectos, o simplemente al tomar un colacao —"alimento olímpico oficial"— estás metido en el fregado, colaborando con la causa. Quieras o no.

Y es que a mí me da un poco igual saber si la nandrolona y los esteroides pueden hacernos correr cien metros en nueve segundos, o lo lejos que se puede tirar una piedra cuando te dedicas profesionalmente a ello. Y conste que me gusta verlo por la tele, que me entretiene lo del esfuerzo y la superación y tal, pero para mí el deporte es otra cosa; es jugar al balón en el prado, irse a echar unas canastas con los amigos, saber perder, saber ganar, tomar unas cañas en el tercer tiempo... Cosas que se hacen sin aros, y sin antorchas.

Vamos, que cada vez que oigo el manido tópico del "espíritu olímpico" se me cae el alma a los pies. Por cierto, espero que apaguen esa llama. Y todas las llamas que haga falta. ¿O es que ya no mola un buen boicot?

4 comentarios:

zapi dijo...

Los boicots me encantan...pero me jode que todo esto sea por los lamas, que son como nuestros socerdotes pero de naranja. China es una dictadura, China no respeta los derechos humanos, pero China está haciendo muchos millonarios dentro y fuera. Boicot si, pero no por los lamas.
Salud

Desesperada dijo...

claro que mola un buen boicot, y hacía demasiado tiempo que no teníamos uno, ji ji ji.

Anónimo dijo...

Javier, ¡Cuanto tiempo! Dichosos los ojos que te leen.
Estoy a favor del boicot. Aunque no sé si ésta es la mejor manera. Vale que casi todo son expectativas monetarias pero sí hay un espíritu especial que une a los deportistas con los aficionados que les siguen: la competitividad. De por sí no tendría que ser maléfica aunque haya algunos que la enarbolen como excusa para doparse. No se debería mezclar política con deporte. Aunque las olimpiadas son la mejor manera de adquirir notoriedad.
Buf. Me voy a tomar algo.
Un abrazo!

Ing. Cardioide dijo...

JAJAJAJAJA... Mis respetos para este escrito Javier! :D

Como dirían en Los Simpsons "Mi vieja mula ya no es lo que era" y sí, se ha perdido gran parte de eso que dicen de "paz y unidad" en los juegos y lo han hecho negocio.

No soy un megaexperto ni nada, pero me cae que apoyo tu escrito 100%.

Ah, y pásele a mi blo' que ha ganado un premio :D

Aloha! Saludos y un abrazo desde El Pueblo, México jajaja.

Lalo.